miércoles, 4 de mayo de 2011

Primera memoria de la instrucción pública. Nicola de Condorcet (1)


1. Resumen:

En la primera memoria de la instrucción pública el autor, Nicola de Condorcet, plantea, justifica y responde las siguientes cuestiones:
¿Por que se debe implantar una Instrucción Pública? ¿Cómo debe ser esta Instrucción Pública? ¿Que parte de la educación le corresponde? ¿A quien debe ser dirigida?
A lo largo de todo el texto se argumenta en favor de una idea de Instrucción Pública que sea de utilidad para el desarrollo de las personas y sobretodo para el desarrollo y progreso de la sociedad y hasta de la especie humana.
Para responder a la primera pregunta, Nicola de Condorcet sostiene que para que exista una verdadera igualdad de derechos entre los ciudadanos estos no pueden ser dependientes de otros ciudadanos a causa de la ignorancia, ya que esto les somete al poder. El autor rechaza que algunos grupos oligárquicos monopolicen el saber, ya que de esto sólo se deriva despotismo y opresión hacia el inculto.
Para Condorcet todo son ventajas al extender el conocimiento, a través de la instrucción, a todos los ciudadanos. Una sociedad en la que todos gocen de conocimientos e instrucción será más moderna, los oficios y las artes progresarán en mayor medida, los trabajos serán más productivos y seguros, tendrá mejores leyes, una administración más eficaz, en resumen, será más libre.
Para Condorcet, la Instrucción Pública debe de estar graduada en diferentes niveles para poder atender a la diversidad de ciudadanos que se traduce en diferentes: niveles culturales y cognitivos, niveles económicos, y a intereses y motivaciones, a “diversos destinos” según el autor.
Fija tres grados de Instrucción. Un grado básico, en el que se enseñaran conocimientos básicos así como se encontrarán y perfeccionarán talentos para poder realizar una preparación laboral. En el segundo grado se instruirá en los diferentes oficios. Y en el tercer grado, el de nivel más alto, se instruirá en las ciencias y las artes.
Nicola de Condorcet distingue claramente Educación de Instrucción, afirmando que debe ser está segunda la que subministre la administración pública ya que la educación es un deber de la familia. El autor concibe la Educación pública cómo una homogeneización de la sociedad en busca de una igualdad que nunca será real ya que existen “destinos” más desdichados que otros. La Instrucción pública por el contrario ofrece una igualdad de oportunidades en la que los talentosos, y también los afortunados económicamente, podrán desarrollar su talento en beneficio de la sociedad, y los que no sean tan talentosos al menos tendrán una instrucción básica que no los hará tan dependientes.
La Instrucción que debe proporcionar la administración será permanente, gratuita, y no estará basada en el conocimiento dogmático, sino en cultivar el raciocinio crítico y la libertad de opinión. Para conseguirlo se debe apartar el corporativismo, sobretodo religioso, de la docencia ya que este sólo sirve a los intereses de la propia corporación y no a la sociedad. No se debe de instruir en una doctrina común y estática, ya que el saber está en constante evolución y pocas son las verdades inmutables.
La Administración únicamente debe fijar el objeto de instrucción y delegar en personas honestas e ilustradas su realización para asegurarse que esta sea realizada con éxito.
Finalmente el autor defensa que la Instrucción Pública debe ser destinada también a las mujeres, ya que cómo ciudadanas también gozan de este derecho. La instrucción a las mujeres beneficiará también a los hombres ya que mejorará la instrucción de los hijos, y mejorará el nivel cultural y de igualdad de la familia.
Mantener la desigualdad con las mujeres, afirma el autor, hará que nunca los hombres se apoderen del verdadero sentimiento de igualdad. Las agrupaciones de estudiantes serán mixtas, por ser más fácil y económico y las mujeres podrán ejercer de maestras.



2. Contexto del autor y su obra:

Nicola de Condorcet, nacido en Ribemont (Francia) el 17 de septiembre de 1743, su nombre completo es Marie-Jean-Antoine-Nicolas Caritat Condorcet, marqués de Condorcet. Perteneciente a una familia aristocrática, al morir prontamente su padre fue su madre quien se encargó de su educación. Estudia en el colegio de Navarra en París, destacando sobre todo el campo de las matemáticas. Tras leer a pensadores de la Ilustración como D´Alembert, Voltaire y Diderot, se dedica al estudio de la Economía y Filosofía. Pronto destaca por sus grandes capacidades intelectuales sobretodo en los campos científicos. Escribió libros, colaboró con la creación de la Enciclopedia, fue nombrado miembro de la Real Academia de las Ciencias. A partir de los 25 años, y con la cercanía de la Revolución Francesa, sufrió su particular revolución moral, interesándose y trabajando en la filosofía y la política.
Efectivamente participo en la revolución, fue diputado por París en la Asamblea Legislativa en 1791 y designado como miembro del Comité de Instrucción Pública.
Es en este año y como respuesta al cargo que escribe Las cinco memorias sobre la instrucción pública. Condorcet al igual que sus contemporáneos revolucionarios concibe la educación, hasta entonces en manos de la iglesia, como el motor que mantendrá el cambio social recién llegado.
Antes de la revolución los ilustrados ya habían puesto las bases para una educación pública, al nacionalizarse los bienes de la Iglesia en 1789 se desmantela el sistema educativo vigente, y la Asamblea se debate en como construir un nuevo sistema educativo, secularizado, laico, gratuito y universal, para lo cual se constituye el Comité de Instrucción Pública donde se debatirán varios proyectos entre ellos el de Condorcet.
La Constitución francesa de 1791 garantiza la creación del sistema público de enseñanza dividido en grados, elemental para las clases populares y superior para las clases medias basado en la Instrucción Pública de Condorcet.

Pero en 1793 los Girondinos pierden el control de la Asamblea en favor de los Jacobinos, se propone una nueva constitución y un nuevo sistema de instrucción que recibirá las críticas de Condorcet. Estas críticas le suponen ser considerado como un traidor por lo que tendrá que huir de la orden de arresto dictada contra él.
Se escondió durante cinco meses en París dónde escribió una de sus más conocidas obras, Esbozo para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, en Marzo de 1795 abandonó su escondite y fue detenido y apresado. Dos días más tarde fue encontrado muerto en su celda víctima de un edema pulmonar, también se hablo de suicido.

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