El consumo
de drogas puede acarrear multitud de problemas, tanto físicos, como psíquicos o
sociales, para quien consume.
La OMS define droga como: Substancia que, introducida
en un organismo vivo, puede modificar una o varias funciones de éste. También
se afirma que produce un sentimiento de satisfacción y un impulso psíquico que
lleva a tomarla de modo continuo o periódico para experimentar placer o evitar
molestias.
Otro
concepto asociado a la droga, es el craving,
entendiendo este por una experiencia subjetiva de deseo intenso de consumir o
de necesidad imperiosa, de autoadministrarse una determinada substancia
adictiva. El craving aumenta cuando
el consumidor se enfrenta a estímulos asociados al consumo. El craving no desaparece aún cuando haya
desaparecido el consumo, es por tanto un objetivo central en el tratamiento
detectar, analizar y afrontar los deseos de consumo.
El síndrome
de abstinencia se produce cuando se deja de administrar una substancia y
produce síntomas tanto físicos como psíquicos que crean un intenso malestar.
Los
factores de riesgo que llevan al consumo pueden ser de distinta índole:
- Factores individuales: relacionados con las características internas de cada persona. Por ejemplo, el autoconcepto negativo, o la baja autoestima son factores de vulnerabilidad, mientras que un buen autocontrol es un factor de prevención.
- Factores relacionales: Relacionados con la interacción específica de cada persona con la familia, sus compañeros o amigos y el contexto escolar. Por ejemplo son factores de vulnerabilidad el fracaso escolar, la interacción con iguales antisociales o consumidores, los conflictos familiares, las actitudes favorables a las drogas de los padres, la escasa disciplina y supervisión, etc.
- Factores sociales: Se refieren a un entorno social más amplio. Por ejemplo la accesibilidad al consumo, el escaso apego al vecindario, leyes y normas favorables al consumo de drogas, etc.
El Plan
Nacional de Drogas (2008:56) define la prevención como un entramado dinámico de
estrategias que tienen como objetivo eliminar o reducir al máximo la aparición
de problemas relacionas con el uso indebido de drogas.
Las
estrategias didácticas de prevención tienen como objetivo influir en las
conductas, impulsar valores y actitudes a fin de eliminar o reducir el uso de
substancias.
Se proponen
las siguientes fases/estrategias de cara a afrontar la intervención en este
contexto:
1º fase. Captación
del grupo o joven con el que se desea trabajar. El objetivo es ganar confianza
y ser aceptado por los jóvenes, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
- Elección del momento y vocabulario más adecuado para conseguir una respuesta positiva.
- Utilización de la comunicación gestual.
- Explicación de los apoyos y funciones que se ofrecen.
- Mostrar preocupación y curiosidad por ellos.
- Mantener siempre una escucha activa.
- No imponer, hacer promesas, juzgarles o hacer juicios de valor.
2º fase:
Conocer las características del grupo o joven. Paso muy importante para
planificar la intervención posterior es saber:
- Lo que saben sobre drogas y las percepciones sobre el riesgo.
- Lo que quieren y les conviene saber.
- La accesibilidad, disponibilidad de sustancias en su entorno inmediato.
- Las creencias y actitudes ante el consumo de substancias.
- La experiencia con estas, la intención y frecuencia de consumo.
3º fase. Motivar
al joven o al grupo. Para preparar para el cambio que propone la intervención.
En resumen, se desea concienciar al joven o grupo de su postura o situación
ante el consumo de substancias.
Resumén del capítulo 6. Sánchez, C. (Coord).
Aplicación de estrategias didácticas en contextos desfavorecidos. Madrid.
Editorial UNED.
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